jueves, 29 de noviembre de 2018

El fracaso de la inteligencia emocional



Acabo de darme cuenta de que han pasado por mi diez años sin piedad, sin mesura. Un día te levantas y echas la vista atrás, rememoras una década, diez años, ahí es nada. Hace cuatro meses no me hubiese creído en que punto estoy ahora, en medio de nada y de todo. Esta vida caótica a veces me marea y otras veces me confunde. Pero esta vez... esta vez la vida en cierto modo me venció.

Los médicos dicen que es estrés, depresión con dosis de pánico e impotencia. Yo cuando me pongo mal lo hago a lo grande, no hay medias tintas, o todo o nada.

Así que ahora estoy aquí, medicada hasta las cejas, hastiada de nuestro mundo cruel, de nuestro mercado laboral y de la miseria humana y mezquindad que nos rodea.

Lo peor de todo ha sido reconocer mi fracaso, perdí mi fuerza, fue un error de mi inteligencia emocional, no supe gestionarme.

Lo bueno de llegar al barro es que luego ya puedes levantarte, te miras y decides irte al vestuario. Una vez fuera del campo, te duchas, te cambias de ropa y sales de nuevo con la sonrisa puesta. Esa soy yo, la mejor actriz del teatro que es mi vida.

Te preguntas qué has hecho mal, e incluso te planteas si has hecho algo bien. Luego das un carpetazo, no huyo, ignoro toda esta basura que me ha caído encima. Luego analizas más y compruebas que en la ecuación no sólo estas tú, hay un montón de "agentes" que han contribuido a tu estado. Y ahí es cuando corriges tu rumbo, un cambio en tu vida.

Y ahora estoy en un nuevo rumbo, no sé cual será mi futuro, desconozco qué va a pasar mañana, o dentro de tres meses. He decidido vivir cada momento de mi vida, no pensar a largo plazo ni agobiarme con basuras ajenas. Estoy recuperando la salud de mi mente, pese a quien le pese.

Nada es para siempre, y es cierto eso de que no hay mal que cien años dure. Ahora miro hacia adelante, aunque cada día note que se me ha roto algo por dentro.

Supongo que perdí la fe, la esperanza y la caridad... o no.


martes, 27 de diciembre de 2016

MAGIA INCONTROLABLE, EL MIEDO AL FRACASO DE DOS ALMAS


¿Quién no ha experimentado alguna vez una atracción incontrolable hacia alguien?. Bueno, si aún no lo has hecho espero que te pase, y si no te pasa... pues eso que te queda en el tintero.

A veces, sin esperarlo conocemos a personas maravillosas, su don dura a veces una noche, a veces unas horas, pero nunca la atracción incontrolable es eterna. Yo como mujer he conocido a muchos hombres, pero pocos me han hecho sentir esa atracción inexplicable.

Hace unos años, estando en un bar con un grupo de amigos lo vi a "él". Es esa típica situación que no controlas, entras al resguardo del invierno en un bar y ahí lo ves, no ves a nadie más, y de pronto él tampoco ve a nadie más, sólo te ve a ti. Vuestras miradas se mantienen de una manera que roza la mala educación. Y no escuchas qué demonios te dicen los demás, sólo lo ves a él. Te centras y desconectas la mirada.
A tu alrededor sigues con las chorradas habituales, y de pronto alguien toca tu hombro, un muchacho que te dice: "Hola, me llamo X, me gustaría presentarte a un amigo". Y tú le miras como si de un platillo volante se hubiese bajado el chico. Una mezcla de gracia y asombro, ¿pero aún se usa ese formulismo en serio?, tu jurarías que era 1993 cuando oiste esa pregunta por última vez. Te giras y tus pupilas se dilatan, van a presentarte a la única persona que has visto en el bar al entrar. Casi no puedes creerte tu suerte. Y ahí está él, tu maldito ideal de belleza masculino, te sonríe, le sonríes y sólo sabéis vuestros nombres. Alrededor todos desaparecen porque sólo estáis los dos, él y tú, en medio de la mugre de ese bar. No sabes cuanto llevas charloteando e ignorando a tus amigos cuando estos deciden que se cambia de bar... el clásico de boicotear. Y te oyes decirles que luego te reunes y que les das un toque al móvil, bendito móvil.
Ya no sabes qué hora es, no sabes cómo pero te vuelves a ver con los amigos, que deciden retirar, y tú les indicas que te quedas un poquito más. Te vas al aseo, y cuando vuelves su amigo también ha retirado. Sois del mismo año, el mismo horóscopo, habéis sido víctimas de vuestros ex, casi que opináis lo mismo de la vida y no os podéis creer haberos encontrado.
Acabáis la noche juntos en su coche fundidos en un abrazo que podría calentar el mismo invierno, ¿dónde demonios hemos estado los últimos díez años?. Os habláis casi sin palabras, y la luz del sol os indica que os tenéis que volver para vuestras casas.
Él es de aquí, pero no vive aquí, 476 km. hay entre vosotros normalmente... y ahí maldices tu suerte. No os queréis complicar la vida, no tienes pensado moverte a su otra ciudad.
 Y lo dejas dervanecerse, lejos de ti, no le miras a los ojos, no te dejas dormitar en sus caricias. Lo dejas ir y te envuelves en otros brazos, él se funde en otros labios... y tan sólo os felicitáis la navidad o el nuevo año, sin mucho detalle porque si os volveis a dejar llevar todo se os complicará. No vais a dejar que nadie os rompa la ilusión de aquella noche, que nadie os rompa esa magia que nunca quedará ahogada por la rutina o el desgaste.

martes, 16 de agosto de 2016

Maternidad, ser o no ser...




Tengo 39 años recién cumplidos, siempre he pensado que sería madre alguna vez.
No es ni mucho menos que no haya tenido parejas, todo lo contrario, pero…Mi actual pareja no quiere tener hijos, y no hay más que discutir… yo no puedo obligar a nadie a adoptar un compromiso que no quiere.
Y en este punto de inflexión estoy anclada, estoy en el descuento en cuanto a fertilidad se refiere… ¿debo conformarme y seguir como si nada?, esto no tiene marcha atrás, es una decisión irreversible.
Es gracioso, pero no hace mucho leí como una mujer en mi situación tuvo que tomar la decisión y por amor decidió no tener hijos… Años más tarde cuando ella ya no tenía solución él se marchó con una mujer que sí podía tenerlos, más joven, y formaron una feliz familia… y ella, la que se sacrificó por amor se quedó sola, sin nada salvo sí misma, como un trasto viejo desechado. Porque él quería hijos propios, porque ni siquiera se planteó el adoptar juntos, porque al fin y al cabo él no dejaba de ser un egoísta impresentable cuya única prioridad en la vida era su pene. No deja de tener cierta gracia determinista que yo me encontrase este testimonio, ¿será algo premonitorio?, no sé, no creo mucho en estas cosas pero, quizás, quién sabe.
Yo no quiero ser un trasto viejo, no quiero que dentro de cinco años me dejen abandonada en un basurero por ser yerma, me niego.

Hay que ver qué cosas nos preocupan a las casi cuarentonas, al fin y al cabo también tenemos parte biológica y nos preocupa. Supongo que se me pasará la preocupación, o no, o quizás sea mi carga en los próximos cinco años. Yo que sé, o quizás es que aún todo tiene que cambiar.


lunes, 4 de abril de 2016

Seis años más tarde...




Tengo literalmente abandonado el blog. Sí es cuestión de falta de tiempo, mucho curro y vida social. Es lo que tiene madurar, que entre jornada y jornada usas el tiempo libre para estudiar un idioma, alternar con los amigos y poner lavadoras. La vida es así de dura, sólo me falta un niño para colmarla de obligaciones, y porqué no de más amor y preocupaciones.

Es curioso esto de autoleerse mirando al pasado, como si hubiese pasado toda una vida. Por un absurdo meditar te crees mejor que hace seis años, porque te autoconvences de que has evolucionado tornándote más sofisticada e inteligente. Y al final, no dejas de ser la misma persona con tus grandezas y miserias. Yo no sé "vosotros" (lo entrecomillo porque 6 años de parón con pocos seguidores como que no habrá muchos "vosotros") pero al final miras atrás y no sabes si siempre habrás hecho lo correcto, lo adeucuado, lo más operativo e ineligente en todas las facetas de la vida. A mi me matan los "y si", "y si hubiese respondido x cosa", "y si lo hubiese dejado pasar", "y si no hubiese hecho tal cosa"... da lo mismo, ya no tiene remedio, así que hace seis años me menatalicé de lo siguiente: no puedes cambiar el pasado, sólo el futuro. Y aquí estoy yo en el presente maquinando mi futuro, en un acto inconsciente sin apenas valorar que las circunsancias se encargarán de truncar los planes que trazamos.

Supongo que al final todos vemos el mundo desde nuestra cueva, y desde ella percibimos la realidad distorsionada, y a medida que se secuencia nuestra vida valoramos otros puntos de vista e incluso apreciamos matices de los que no nos percatamos con anterioridad.

Volveré, saldré un poquito de mi cueva y volcaré aquí más ideas.




martes, 16 de noviembre de 2010

El paso implacable del tiempo y los cuentos


Hace mucho tiempo que soy mayor, no sé cómo sucedió. Un día, sin más, me encontré con una cuasi-señora en el espejo. ¿Cuándo las canas se han ido ocultando entre mis mechones?... y lo peor de todo, comienzan a marcarse mis signos de expresión en el rostro… Lara, tan expresiva, tan marcada. Y hay que admitirlo, el tiempo pasa, y ya he superado la barrera de la treintena, incluso hay una sección pornográfica: “mujeres de treinta”. Y el caso, es que yo no me veo tan mayor, quiero decir, que me veo mejor que hace diez años. Posiblemente esto responda a una autoestima exacerbada por mi parte, o no.
Con el tiempo, he pasado de ser rubia a “brunette”, de nuevo otro término utilizado en el erotismo moderno. Quizás, he seguido el camino inverso de mis congéneres, que para disimular los rayos de la luna en el cabello se tornan rubias. Sin embargo, yo voy al revés, y me veo cada vez más joven sin serlo. ¿Será quizás un complejo de Peter Pan femenino?, en todo caso lo prefiero al de Cenicienta… no quiero un hombre que me salve y me proteja, deseo un hombre que me ame.
Es curioso cómo Walt Disney ha participado de un modo involuntario en la acuñación de nuevos términos de patologías psicológicas, quién se lo iba a decir. Aunque no es nuevo que los cuentos recojan realidades, véase mi entrada Mi pequeña reflexión sobre Cenicienta. La diferencia ahora, es que el cuento ya no recoge las tradiciones centenarias centroeuropeas como hacían los cuentos de Perrault, actualmente, nuestros cuentos bautizan trastornos del comportamiento, los desvaríos de nuestra conducta.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Las mariposas...Los amantes mariposa.



Posiblemente Lacombe sea uno de mis ilustradores favoritos, lo descubrí en un taller de fomento a la lectura del sindicato... luego, alguien que ya no está en mi vida me regaló el cuento ilustrado que tanto me había fascinado en aquel taller. "Los amantes mariposa", uno de mis cuentos favoritos y que recoge una antigua leyenda china:
La historia se ubica en la dinastía oriental Jin.
Una joven,Zhu, se disfraza de hombre, viajando a Hangzhou para estudiar. Durante su viaje, se encuentra con Liang Shanbo, un compañero de escuela de la misma provincia. Estudian juntos por tres años, durante los cuales su relación se estrecha, pero en la que él nunca se percata que es una mujer. Cuando se separan, Zhu se ofrece para arreglar que Liang se case con su ficticia hermana de 16 años.
Cuando Liang viaja a casa de Zhu, descubre que en realidad es una mujer. Aunque ya están enamorados el uno del otro a estas alturas, Zhu está comprometida con Ma Wencai, un hombre con quienes sus padres han concertado que se case.
Deprimido, Liang muere. En el día en que Zhu va a casarse con Ma, un remolino de viento impide que el cortejo nupcial escolte a Zhu más allá de la tumba de Liang. Ella deja la procesión para presentar sus respetos a Liang. La tumba de Liang se abre, y Zhu entra para reunirse con él. Y una pareja de mariposas surge de la tumba y se alejan volando.

domingo, 10 de octubre de 2010

Reflexiones personales sobre el matrimonio…




Yo a día de hoy no creo en la viabilidad de este contrato, las cosas como son, así que espero que algún día alguien me demuestre lo contrario. Y sí, es un contrato tal cual, no es un conjunto de proyectos de dos personas que se aman locamente, es algo más complejo. Habrá quien piense que qué puedo saber yo acerca del matrimonio, ya que no estoy casada… bueno disculpa, pero los curas llevan siglos hablando sobre el amor y casando a gente como tú, y nadie les ha dicho nada, así que yo me tomo las licencias que quiero en mi espacio de notas.
Volviendo al tema: matrimonio. Para los católicos, y para casi todos los españolitos es un sacramento (paso de haceros el examen si os sabéis todos los sacramentos), un gran paso hacia la vida “adulta” y casi una de las decisiones más importantes de vuestra vida, si le echáis un ojo al código civil entenderéis el porqué de mi afirmación. Dos personas que “voluntariamente” (es necesario entrecomillarlo, creerme) dan un paso en su relación de pareja ante la sociedad y ellos mismo. La variante de “pareja de hecho” no está del todo perfeccionada, supongo que con el tiempo las cosas mejoren.

Retomando el matrimonio, el contrato en sí alberga un conjunto de buenas intenciones que se ven abruptamente desestimadas a lo largo de la convivencia y en especial, en el proceso de divorcio (estaréis conmigo en que el matrimonio es el principal motivo de divorcio)… Aquí tengo yo cuatro anécdotas terribles en mi devenir profesional de la que sólo contaré una: un señor que estaba en pleno proceso de divorcio, a la hora de presentar gastos metía mensualmente la factura del burdel como gastos comunes del matrimonio… No es por ser mala, pero las “faltosadas” más sonadas que recuerdo son masculinas, será casualidad, por supuesto.

Y seguimos con el sacramento, se dice que los matrimonios “de antes”, supongo que ahí hacen alusión al “de antes de la democracia”, estaban más consolidados… Esto a mí no me queda claro, la gente solía casarse joven, muy joven en plena adolescencia, sin apenas conocerse “profundamente” (pilladlo en toda su intensidad), sin haber madurado y con unos roles muy marcados. A ver, no digo que no se quisiesen, pero no sé si sabían a lo que iban. Cuando se les legalizó el divorcio…bueno, los que evidentemente se habían equivocado aprovecharon y descarrilaron, y otros continuaron con su matrimonio porque habían acertado o porque estaban atados por la hipoteca (los bancos han unido a más parejas que el amor)…. Por esa regla, los matrimonios celebrados en la democracia tendrían que haber sido más duraderos… pues no, tampoco, a pesar de que la gente se casa más madura y supuestamente más informada, la cosa sigue fallando…

Y digo yo: ¿no tenemos claro lo que significa el contrato?. Un divorcio medio con acuerdo y sin llegar a juicio sale por unos 12.000 Euros. Si la cosa va a juicio el precio se dispara entre gastos de tramitación, tasación y procurador. Hay ahora mismo parejas que se separan y no se divorcian porque no pueden asumir el coste. Si encima hay niños ya la cosa se convierte en una odisea: los gastos de manutención… Y yo no dejo de preguntarme si la gente sabe lo que hay. ¿Somos conscientes de qué conlleva el matrimonio?, de verdad que lo planteo desde el respeto, creo que la gente no es del todo consciente (y hablo de la mayoría, no de las admirables excepciones que tengo la suerte de conocer). Es como aquellos que se plantean tener un hijo sin sopesar todas las consecuencias, que un niño es mucha responsabilidad, que no vienen con un pan debajo del brazo ¡caray!.
No sé, creo que seguimos sin madurar, ya veremos de aquí a siete años qué pasa.