viernes, 23 de julio de 2010

LAS SERPIENTES Y YO

Hay veces que uno tiene presentimientos en determinados ocasiones que preludian lo que va a pasar… yo a ellos sumo sueños. Cuando algo va mal o va a ir mal las serpientes colman mis pensamientos oníricos, aparecen una y otra vez. Noto como las culebras rectan por mis piernas y sobre mis pies, y una gran boa comienza a rodearme. Siento como su piel roza la mía, como me rodea y aprieta hasta exprimir el aire que queda en mi cuerpo, y los latidos de mi corazón se disparan en un estado de ansiedad que acaba provocando que me despierte empapada en sudor y con un mal augurio sobre lo que va a pasar. Y eso me sucedió este año con la oposición, había algo extraño, y ocurrió. Sin duda no era mi año. Las serpientes ya se van, aunque me han dejado todo su veneno de recuerdo… nada que no tenga solución, ya que siempre guardo un antídoto de reserva. Afortunadamente, ellas no se acordaron de algunos buenos amigos, que sé que eran merecedores de laureles áureos en estas tensas pruebas.
Por desgracia sí se acordaron de mí, y espero que nunca más vuelvan a visitarme.

lunes, 19 de julio de 2010

LA PERSPECTIVA DEL TIEMPO

Como algo aparentemente desapercibido el tiempo pasa, un día miras el calendario y ha pasado más de un año desde tu último gran fracaso sentimental. Miras fotos, recuerdas cosas y ya no sientes nada, sólo indiferencia, bueno y por qué no decirlo, en esta ocasión una gran repugnancia hacia todo lo que desembocó.
Yo, como muchas mujeres, me siento “fracasada” cuando algo no va bien a nivel pareja, independientemente de que yo sólo tenga parte de la responsabilidad. Y hace más de un año me sentí tremendamente fracasada. Yo no soy una persona que se agarre a un clavo ardiendo, cuando estoy con alguien en realidad quiero estarlo, pero esa última vez me lié sin querer. Puede que suene tópico, pero así fue, y me dejé arrastrar por una situación que auguraba claramente la crónica de una “muerte” anunciada.
En el “arrastre” perdí mucho: algún falso amigo, tiempo y lo peor de todo mi dignidad pública. Es lo que tiene no medir bien con qué tipo de personaje se sale, un día una se encuentra humillada públicamente e insultada vilmente por alguien que se supone que en alguna milésima de segundo de su miserable existencia me quiso. No obstante, si hay amigos de verdad ellos permanecen a tu lado, la gente que te conoce y te trata habitualmente no necesita de ningún tipo de explicación, simplemente permanecen contigo. No voy a dedicar una línea a aquellos que “perdí”, pues simplemente sucedió para que yo ganase.
Hoy, a una semana de ser más vieja, puedo decir con una pasmosa felicidad que sé que no me he equivocado en ninguna de las decisiones tomadas. En dos días me libero del otro “lastre” que es la oposición y aún me quedarán vacaciones para disfrutarlas con todos aquellos que me demuestran que me quieren y aprecian. No sé si alguno leerá por aquí, pero gracias a todos por estar ahí en los momentos duros, y sobre todo por demostrarme que me valoráis como persona.

viernes, 16 de julio de 2010

Mi pequeña reflexión sobre Cenicienta en 2010

Alrededor de 1697, cuando Charles Perrault decidió recoger los cuentos orales de la tradición germánica, quizás no pensó que con ello no sólo preservaba interesantes relatos ancestrales, sino, que inmortalizaba las costumbres centroeuropeas del medievo. Las tradiciones y los ritos pervivieron en la vieja Europa a pesar de los siglos y la caída del sistema feudal... De este modo hoy sabemos todo el significado que adquiere en Cenicienta el zapato. Entre otras como la entrega de la mano de la esposa al esposo, pero sin duda una de las tradiciones que más me ha llamado la atención era la entregarle una zapatilla o zapato a la novia. De hecho, el término alemán que designa al marido es pantoffelheld, es decir, héroe de la zapatilla o zapato. Y claro, todos nos remitimos a esa imagen del príncipe buscando a la dueña del zapato entre todas las damas de su reino...hasta que el zapato ajustó en Cenicienta, a la cual desposaría... Y la iglesia sellaría en el rito a través de la siguiente fórmula nupcial: Matrimonium per vos contractum, ego, tamquam minister Dei, confirmo, ratifico et benefico in nomine Patris...

Retomando la idea del que yo cariñosamente denominaré el "Pantoffe"...ese idílico príncipe nos va a calzar para desposarnos y tutelarnos, (bueno afortunadamente ya no nos tutelan), otorgarnos un hogar, un fogaje que diríamos...Y así, pensando en expresiones populares, no me vino otra cosa a la cabeza que la expresión "calzarse a alguien".... ¿no tendrá algo que ver semejante giro?...Tendré que consultarlo con algún filólogo...Y esto no me hace más que remitirme a mis sueños, a esas visiones oníricas en las que vago descalza y libre por diversos lugares, observando y descubriendo...y a veces menudas cosas que encuentro detrás de una puerta... Y lo que es la imaginación, la carga sensorial y racional que conlleva en la actividad cerebral mientras descansamos en esa fase rem...una actividad frenética mientras estamos en lo que se podría denominar un coma inducido por nosotros mismos.

Y es que en el fondo huimos de ser Cenicienta, pero en esa huida acabamos siempre perdiendo el zapato y "Pantoffe" quizás logre darnos caza… supongo que por eso me gustan tanto los zapatos que van atados.