domingo, 10 de octubre de 2010

Reflexiones personales sobre el matrimonio…




Yo a día de hoy no creo en la viabilidad de este contrato, las cosas como son, así que espero que algún día alguien me demuestre lo contrario. Y sí, es un contrato tal cual, no es un conjunto de proyectos de dos personas que se aman locamente, es algo más complejo. Habrá quien piense que qué puedo saber yo acerca del matrimonio, ya que no estoy casada… bueno disculpa, pero los curas llevan siglos hablando sobre el amor y casando a gente como tú, y nadie les ha dicho nada, así que yo me tomo las licencias que quiero en mi espacio de notas.
Volviendo al tema: matrimonio. Para los católicos, y para casi todos los españolitos es un sacramento (paso de haceros el examen si os sabéis todos los sacramentos), un gran paso hacia la vida “adulta” y casi una de las decisiones más importantes de vuestra vida, si le echáis un ojo al código civil entenderéis el porqué de mi afirmación. Dos personas que “voluntariamente” (es necesario entrecomillarlo, creerme) dan un paso en su relación de pareja ante la sociedad y ellos mismo. La variante de “pareja de hecho” no está del todo perfeccionada, supongo que con el tiempo las cosas mejoren.

Retomando el matrimonio, el contrato en sí alberga un conjunto de buenas intenciones que se ven abruptamente desestimadas a lo largo de la convivencia y en especial, en el proceso de divorcio (estaréis conmigo en que el matrimonio es el principal motivo de divorcio)… Aquí tengo yo cuatro anécdotas terribles en mi devenir profesional de la que sólo contaré una: un señor que estaba en pleno proceso de divorcio, a la hora de presentar gastos metía mensualmente la factura del burdel como gastos comunes del matrimonio… No es por ser mala, pero las “faltosadas” más sonadas que recuerdo son masculinas, será casualidad, por supuesto.

Y seguimos con el sacramento, se dice que los matrimonios “de antes”, supongo que ahí hacen alusión al “de antes de la democracia”, estaban más consolidados… Esto a mí no me queda claro, la gente solía casarse joven, muy joven en plena adolescencia, sin apenas conocerse “profundamente” (pilladlo en toda su intensidad), sin haber madurado y con unos roles muy marcados. A ver, no digo que no se quisiesen, pero no sé si sabían a lo que iban. Cuando se les legalizó el divorcio…bueno, los que evidentemente se habían equivocado aprovecharon y descarrilaron, y otros continuaron con su matrimonio porque habían acertado o porque estaban atados por la hipoteca (los bancos han unido a más parejas que el amor)…. Por esa regla, los matrimonios celebrados en la democracia tendrían que haber sido más duraderos… pues no, tampoco, a pesar de que la gente se casa más madura y supuestamente más informada, la cosa sigue fallando…

Y digo yo: ¿no tenemos claro lo que significa el contrato?. Un divorcio medio con acuerdo y sin llegar a juicio sale por unos 12.000 Euros. Si la cosa va a juicio el precio se dispara entre gastos de tramitación, tasación y procurador. Hay ahora mismo parejas que se separan y no se divorcian porque no pueden asumir el coste. Si encima hay niños ya la cosa se convierte en una odisea: los gastos de manutención… Y yo no dejo de preguntarme si la gente sabe lo que hay. ¿Somos conscientes de qué conlleva el matrimonio?, de verdad que lo planteo desde el respeto, creo que la gente no es del todo consciente (y hablo de la mayoría, no de las admirables excepciones que tengo la suerte de conocer). Es como aquellos que se plantean tener un hijo sin sopesar todas las consecuencias, que un niño es mucha responsabilidad, que no vienen con un pan debajo del brazo ¡caray!.
No sé, creo que seguimos sin madurar, ya veremos de aquí a siete años qué pasa.

3 comentarios:

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  2. Aquí tienes otra " rara" que piensa exactamente lo mismo. Soy muy reacia a los contratos: hipotecas, matrimonios....argggg Efectivamente, no entiendo como la gente que supera los veinticinco sigue creyendo en esas cosas. Yo es que todavía no he conseguido creer en el amor para toda la vida y , en consecuencia, sería incapaz de prometer eso a nadie. Igual es falta de romanticismo, aunque prefiero pensar que se trata simplemente de sentido común.

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  3. Queria "Pier":
    sin duda es que hemos desarrollado un gran sentido común ^^.

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